En la extensa finca de Alberto José Salas Jiménez en Orotina, situada en la región costarricense de Alajuela, al oeste de la capital, San José, el ganado se cría en mitad del exuberante paisaje natural del país. Aprovechando el fértil suelo volcánico y el clima tropical de Costa Rica, el Sr. Salas Jiménez cría ganado destinado a mercados internacionales.
En los últimos a?os se ha ampliado la gama de productos locales exportados a mercados extranjeros, pero es necesario que, en el trayecto del campo a la mesa, se vele por la inocuidad de esos productos. En ese sentido, es preciso someter los productos cárnicos a rigurosas pruebas de contaminantes para garantizar que dichos productos son aptos para el consumo local o la exportación.
El Sr. Salas Jiménez y otros agricultores pueden servirse de vacunas y medicamentos veterinarios para hacer frente a las enfermedades de los animales, así como de plaguicidas para acabar con las malas hierbas en los campos donde pasta el ganado. Los residuos de estas sustancias químicas pueden persistir en la carne, e introducirse en la cadena alimentaria humana. Así pues, en aras de la salud pública, es esencial vigilar rigurosamente la inocuidad de los alimentos.