La fusión es probablemente la labor de ciencia e ingeniería más compleja de la Tierra. Construir un reactor de fusión, lograr una reacción en cadena automantenida y transformar esa energía en electricidad casi inagotable son acciones que cambiarán para siempre a la humanidad y nuestra relación con la energía. Por muy atractivo que parezca, los avances no han sido fáciles ni homogéneos. Los desafíos técnicos relacionados con las estructuras, los combustibles y los materiales necesarios para mantener unidas esas máquinas tan complejas solo se han resuelto de forma parcial.
Para comprender las limitaciones técnicas y las lagunas de conocimiento que enfrenta hoy en día la fusión hay que comenzar por examinar el interior del propio reactor.
Dentro de un reactor tokamak un gas ionizado a temperatura elevadísima, llamado plasma, se calienta a más de 100 millones de grados Celsius (oC) para inducir reacciones de fusión. Encerradas entre poderosos campos magnéticos, las paredes del reactor están protegidas del plasma volátil.
El plasma utilizado en la fusión nuclear suele estar compuesto de dos isótopos pesados del hidrógeno: el deuterio y el tritio, que luego se fusionan para producir helio y neutrones. En las centrales de fusión los ingenieros esperan poder “reproducir” o crear más tritio a partir de la propia reacción con un blindaje de manto de litio aún no probado que reacciona con los neutrones resultantes de la fusión.
“La energía de los neutrones generados por la fusión plantea grandes problemas a la primera pared y la cámara de vacío de la central de fusión, lo que significa que deben tenerse en cuenta los da?os por la radiación, el blindaje biológico, la manipulación a distancia y la seguridad”, explica Ian Chapman, Presidente de la Autoridad de Energía Atómica del Reino Unido.
La principal tarea de los ingenieros es desarrollar materiales de alto rendimiento capaces de soportar altas temperaturas y los intensos flujos neutrónicos derivados de la reacción. Para el futuro de las centrales de fusión a gran escala también es fundamental comprender el impacto de las condiciones de funcionamiento sobre los componentes expuestos al plasma.