En la Conferencia Internacional sobre Emergencias Nucleares y Radiológicas, que el OIEA celebrará en Riad (Arabia Saudita) en diciembre de 2025, se determinarán las prioridades para fortalecer la preparación y respuesta para casos de emergencia (PRCE) en un mundo rápidamente cambiante. El Presidente y el Vicepresidente de la Conferencia —Khalid Aleissa, de la Comisión Reguladora Nuclear y Radiológica de la Arabia Saudita, y Abel Julio González, de la Autoridad Regulatoria Nuclear de la Argentina— aportan distintas perspectivas, pero ambos hacen hincapié en la cooperación internacional, unas robustas disposiciones nacionales y la función que desempe?a el OIEA.
Preparación y respuesta para casos de emergencia en un mundo rápidamente cambiante
Khalid Aleissa, Director General de la Comisión Reguladora Nuclear y Radiológica, Reino de la Arabia Saudita
Las tecnologías de PRCE están avanzando con rapidez. ?De qué manera transformarán la respuesta sobre el terreno y la planificación estratégica?
La integración de tecnologías innovadoras en la PRCE está reconfigurando rápidamente la planificación, la capacitación y la actuación de los sistemas nacionales. Los paneles de control con datos en tiempo real que utilizan la inteligencia artificial pueden integrar lecturas de sensores, datos meteorológicos y movimientos poblacionales para ayudar a los gestores de las emergencias en entornos dinámicos. Las aplicaciones móviles se están posicionando como instrumentos fundamentales para informar al público, emitir orientaciones sobre medidas protectoras y recabar información sobre el terreno de los primeros actuantes. Los gemelos digitales proporcionan réplicas virtuales de sistemas complejos que pueden utilizarse para la capacitación inmersiva basada en situaciones hipotéticas y para la planificación previa a incidentes.
A medida que estas tecnologías se van integrando más en los sistemas de PRCE, la necesidad de barreras de seguridad va cobrando la misma urgencia. Es esencial elaborar y mantener medidas de ciberseguridad resilientes que protejan tanto la integridad de los datos como la infraestructura. Los marcos reguladores deben evolucionar en paralelo para garantizar la validación y la interoperabilidad de estos instrumentos y su consonancia con las normas internacionales de seguridad. Y es preciso que la supervisión humana siga siendo un elemento central. La complejidad y las implicaciones éticas de la respuesta a emergencias exigen que sean profesionales con capacitación quienes tomen las decisiones finales.
?De qué manera se pueden incorporar las ense?anzas extraídas de anteriores emergencias en la capacitación, los simulacros y las expectativas de reglamentación de hoy en día?
La falta de estructuras de coordinación claramente definidas durante sucesos radiológicos o nucleares complejos es un desafío recurrente. De manera reiterada, las funciones institucionales fragmentadas y las vías de comunicación poco claras han provocado demoras en la ejecución de medidas protectoras. Fortalecer la coordinación interinstitucional y aclarar la estructura jerárquica antes de que se produzca una emergencia siguen siendo prioridades fundamentales.
Integrar protocolos de toma de decisiones en los planes de emergencia nacionales y realizar simulacros periódicos es también fundamental para garantizar una actuación rápida y decisiva. También es necesario dar un carácter más institucional a la comunicación con el público. La comunicación de riesgos debería ser una capacidad básica que se desarrolle, ponga a prueba y perfeccione de manera proactiva. La necesidad de tratar el aprendizaje como un proceso continuo e institucional es igualmente importante. De manera sistemática, las ense?anzas extraídas de anteriores emergencias se deben recoger, analizar y traducir en materiales de capacitación actualizados, orientaciones en materia de reglamentación y mejoras en las políticas.
?Qué enfoques de capacitación o modelos de alianzas son más prometedores?
Desarrollar capacidad nacional en materia de PRCE es tanto una obligación estratégica como una inversión a largo plazo. Los centros de capacitación específicos que integran dimensiones técnicas, operacionales y de reglamentación bajo un marco unificado ofrecen una vía prometedora. Cuando se combinan con metodologías basadas en situaciones hipotéticas, como simulaciones en directo y virtuales, estos centros pueden fortalecer la toma de decisiones en condiciones realistas.
Menos de 40 Estados operan, han operado o prevén operar centrales nucleares. En cambio, más de 190 Estados utilizan diversas tecnologías radiológicas, y así las fuentes de radiación y las prácticas radiológicas están presentes en todo el mundo. Por ello, los accidentes radiológicos son los más habituales y requieren que se les preste la misma atención —si no más— debido a su mayor grado de probabilidad.
Integrar la capacitación en materia de PRCE en sistemas nacionales generales de ense?anza y de protección civil es un enfoque prometedor. Las alianzas internacionales, como las disposiciones de hermanamiento y los programas de capacitación de instructores, desempe?an una función esencial en la aceleración del desarrollo de capacidades y la promoción de la consonancia con las normas mundiales. Integrar a múltiples sectores —salud, defensa civil, monitorización ambiental y seguridad física— en ejercicios nacionales es igualmente importante para garantizar una respuesta coordinada.
Abel González, Asesor superior de la Autoridad Regulatoria Nuclear, Argentina
?Cómo evaluaría el estado actual de la PRCE respecto de accidentes nucleares y radiológicos?
Desde su establecimiento en 1996, el programa de PRCE del OIEA ha madurado hasta llegar a ser un centro mundial —el Centro de Respuesta a Incidentes y Emergencias—, reforzado por convenciones jurídicamente vinculantes, normas internacionales de seguridad y capacidades operacionales como el Sistema de Respuesta a Incidentes y Emergencias, que funciona las 24 horas del día y todos los días de la semana. Las ense?anzas extraídas de sucesos importantes como Chornóbil y Fukushima han impulsado una mejora continua en la preparación, la notificación, la asistencia y la coordinación.
A escala internacional, entre las fortalezas figuran un robusto marco de normas de seguridad (por ejemplo, la publicación Preparación y respuesta para casos de emergencia nuclear o radiológica [GSR Part 7]), mecanismos sólidos para el intercambio de información, y ejercicios de las Convenciones (ConvEx) periódicos que ponen a prueba la preparación mundial. A escala nacional y regional, muchos Estados cuentan con funciones y responsabilidades bien definidas y con trabajadores de emergencias con capacitación.
No obstante, sigue habiendo deficiencias. Algunos Estados aún no aplican plenamente las normas internacionales; la interoperabilidad entre los sistemas nacionales puede ser desigual; y las disposiciones de intercambio de información se pueden aplicar de forma incoherente. Las medidas protectoras no siempre están plenamente justificadas frente al da?o potencial. La preparación para situaciones complejas sigue siendo variable. La integración de trabajadores de emergencias no designados como tales y voluntarios a menudo se realiza ad hoc.
Las medidas para mejorar la eficacia podrían comprender las siguientes: armonizar las disposiciones nacionales con las normas del OIEA; fortalecer los procedimientos de justificación de las medidas protectoras; ampliar la capacitación y los ejercicios conjuntos a escala transfronteriza; y mejorar los mecanismos para la integración rápida de la asistencia internacional. La inversión sostenida en sistemas de comunicación, instrumentos de toma de decisiones y planificación de la transición tras la emergencia fortalecerá aún más la resiliencia.
Pensando en el futuro, ?qué desafíos emergentes reconfigurarán con mayor probabilidad la doctrina mundial sobre PRCE? ?De qué manera deberían empezar a adaptarse los profesionales hoy?
Durante el próximo decenio, es probable que la doctrina sobre PRCE se vea reconfigurada por varios desafíos emergentes. Los escenarios de accidentes complejos —como aquellos en que se producen da?os graves en el núcleo o en relación con el combustible gastado, en centrales con multitud de unidades, que coinciden con desastres naturales— requieren una planificación integrada en los ámbitos técnicos, operacionales y de protección del público. Respecto de las emergencias radiológicas durante conflictos militares hay una laguna jurídica: el tema no está regulado en el derecho internacional. La creación de un Panel Científico sobre los Efectos de la Guerra Nuclear, establecido por las Naciones Unidas en 2024, subraya la posible magnitud de las consecuencias radiológicas que requieren la colaboración mundial en materia de PRCE.
Otras prioridades comprenden garantizar que las medidas protectoras estén plenamente justificadas y generen más beneficios que perjuicios, aprendiendo para ello de casos anteriores en los que las medidas causaron inconvenientes innecesarios. El cambio climático podría aumentar los riesgos meteorológicos extremos para las instalaciones nucleares, que requieren una infraestructura más resiliente y una mayor planificación de la respuesta. El fortalecimiento de los compromisos con la seguridad nuclear conforme a instrumentos como la Declaración de Viena sobre la Seguridad Nuclear de 2015 debe corresponderse con criterios de PRCE que apoyen la prevención de accidentes y mitiguen la contaminación a largo plazo.
Los profesionales ya deberían empezar a adaptarse, integrando situaciones hipotéticas de sucesos compuestos graves en los ejercicios, elaborando orientaciones sobre la PRCE en conflictos armados, creando capacidades para una rápida toma de decisiones sobre medidas protectoras basadas en la ciencia, y mejorando la cooperación intersectorial, como, por ejemplo, entre los organismos encargados de la salud pública, la protección ambiental y la seguridad. Hacer más énfasis en la transición de las fases de emergencia a las fases de recuperación, así como en la consulta y el intercambio de información internacionales, garantizará que la PRCE siga siendo ágil y eficaz en un panorama de riesgos sujeto a cambios.