Entre especias aromáticas y frutas importadas, en el mercado de Souk Sharq se exponen alimentos de origen marino como pargos, meros y lisas. Allí, en el corazón de la ciudad de Kuwait, se vende desde hace décadas pescado recién capturado en el golfo Arábigo. Como todos los mercados de animales vivos, este paraíso atemporal de compradores y vendedores debe hacer frente al riesgo permanente de contaminación de los alimentos. A medida que se agudiza el cambio climático, crece la preocupación por el aumento de la temperatura y la acidez de las aguas que afecta al crecimiento y la salud de los peces, así como por el modo en que los contaminantes afectan a las redes alimentarias y repercuten en la inocuidad de los alimentos de origen marino. Los métodos nucleares son una herramienta única que permite a los investigadores averiguar si estas preocupaciones están justificadas.
Saif Uddin, del Instituto de Investigación Científica de Kuwait (KISR), es uno de ellos. Su instituto se ha asociado con el OIEA para estudiar los efectos de las emisiones de gases de efecto invernadero y el cambio climático (como la acidificación de los océanos y el calentamiento de las aguas) en la vida marina mediante técnicas nucleares.
“Se sabe y se entiende que el cambio climático afecta a la vida marina, pero no está claro hasta qué punto”, afirma el Sr. Uddin. “Estudiar el modo en que se absorben determinados isótopos en los animales puede darnos respuestas y ayudar a las autoridades a planificar mejor cómo abordar posibles problemas”. Los isótopos de un elemento químico se identifican por el número de protones que tienen. Al medir las proporciones de varios isótopos de un elemento en una muestra, los investigadores pueden estudiar cómo un organismo absorbe las sustancias químicas y los compuestos.