?Cómo encaja la energía nucleoeléctrica en la transición a una energía limpia?
La energía nucleoeléctrica es, después de la energía hidroeléctrica, la segunda fuente principal de energía baja en carbono que se utiliza en la actualidad para producir electricidad. Durante la explotación, las centrales nucleares apenas emiten gases de efecto invernadero. Según la AIE, el empleo de energía nucleoeléctrica ha reducido las emisiones de dióxido de carbono en más de 60 gigatoneladas en los últimos 50 a?os, lo que equivale a casi dos a?os de emisiones relacionadas con la energía a escala mundial.
La energía nucleoeléctrica representa alrededor del 10 % de la electricidad del mundo y cerca de un tercio de la electricidad con bajas emisiones de carbono a nivel mundial. Actualmente hay 440 reactores nucleares de potencia en funcionamiento en 30 países, y 54 reactores en construcción en 19 países, de los cuales 4 están construyendo sus primeros reactores nucleares.
Al poder funcionar a plena capacidad casi sin interrupción, las centrales nucleares pueden ofrecer un suministro continuo y fiable de energía. Esto contrasta con las fuentes de energía renovables variables, como la energía solar y eólica, que necesitan energía de reserva durante las intermitencias de la producción, como cuando se pone el sol o el viento deja de soplar.
Las centrales nucleares también pueden funcionar de manera flexible en respuesta a las fluctuaciones en la demanda de energía y dotar de estabilidad a las redes eléctricas, en particular a aquellas donde es grande la proporción de fuentes de energía renovables variables (véase este artículo). En la actualidad se están dise?ando algunas centrales nucleares para ofrecer también servicios no eléctricos, como la producción de hidrógeno. Estos servicios pueden ayudar a descarbonizar otros sectores, además de la producción de electricidad.
Los constantes avances en las tecnologías nucleoeléctricas han dado lugar a dise?os de reactores innovadores, avanzados y de la siguiente generación que están contribuyendo a hacer de la energía nucleoeléctrica una opción más eficiente, asequible y atractiva para la descarbonización. También se prevé que una nueva era de dise?os de reactores más peque?os, flexibles y, en algunos casos, transportables contribuya a que la energía nucleoeléctrica y sus aplicaciones no eléctricas sean más accesibles y rentables, en especial en partes del mundo remotas y de difícil acceso (véase este artículo).