La prueba de resiliencia más reciente se presentó durante la pandemia sin precedentes de COVID-19.
A raíz de la propagación del virus de la COVID-19 a todos los rincones del planeta durante la primera mitad de 2020 las sociedades y economías han sufrido un vuelco. Se adoptaron numerosas restricciones, en particular confinamientos, para controlar la propagación del virus.
“A pesar de estas restricciones a nivel mundial, las centrales nucleares de todo el mundo siguieron funcionando de manera segura. Los explotadores ejecutaron sin interrupciones planes de contingencia, entre ellos, diversas medidas de emergencia, para seguir llevando a cabo actividades y garantizar la seguridad del personal”, indica Greg Rzentkowski? Director de la División de Seguridad de las Instalaciones Nucleares del OIEA. “Los explotadores tomaron las precauciones necesarias y aplicaron minuciosamente cambios operacionales y organizativos, sin dejar de garantizar la seguridad tecnológica y física de las centrales nucleares”.
Si bien ningún país notificó ninguna parada forzosa de un reactor nuclear de potencia por las repercusiones de la COVID-19, algunas paradas de mantenimiento programadas debieron acortarse o posponerse, previa aprobación reglamentaria, como parte de las medidas de protección de la salud que redujeron temporalmente las tareas no indispensables, según informan los explotadores. También preocupa que las perturbaciones de las cadenas de suministro relacionadas con la pandemia, como los retrasos en los servicios y los cierres temporales de los fabricantes, puedan causar demoras en los proyectos de nueva construcción o de renovación importante.
“Queda por ver la magnitud de los efectos que tendrán en la industria estas perturbaciones relacionadas con la pandemia”, comenta Dohee Hahn, Director de la División de Energía Nucleoeléctrica del OIEA. “Las aportaciones que seguimos recibiendo nos brindan información crucial sobre la influencia de la pandemia en la industria nuclear y ayudarán tanto a los explotadores como a los reguladores a extraer ense?anzas recíprocas de la experiencia ajena”.
La energía nucleoeléctrica, además de dar prueba de su resiliencia durante la pandemia, ha demostrado que es segura y apropiada para atender las necesidades energéticas en evolución. Desde el comienzo de la pandemia, el peso de la energía nucleoeléctrica ha aumentado en algunos países, entre ellos, el Brasil, la India y Corea del Sur. En el Reino Unido, por ejemplo, la energía nucleoeléctrica ha contribuido notablemente a la reducción drástica de la cantidad de carbón que se quema para producir electricidad; la disminución de la demanda de electricidad provocada por la pandemia permitió al país cerrar temporalmente las centrales de carbón a favor de un mayor uso de la energía nucleoeléctrica.