Los avances en la ciencia y la tecnología de los materiales están ayudando a prolongar la vida útil de las centrales nucleares para que los países puedan seguir aprovechando los beneficios que reportan en forma de energía limpia.
“El costo de renovar una central nuclear para la explotación a largo plazo es mucho menor que el de construir una nueva central nuclear”, indica Ed Bradley, Jefe del Grupo del OIEA para la Explotación de Centrales Nucleares y el Apoyo de Ingeniería. “La explotación de una central nuclear a largo plazo ofrece una oportunidad excelente para mejorar la sostenibilidad de la actual generación de energía nuclear, dado que es una de las fuentes de electricidad con bajas emisiones de carbono más eficaces en relación con los costos. Con los materiales y la tecnología que tenemos hoy en día en comparación con el pasado, la energía nuclear se ha convertido en una opción atractiva y competitiva para muchos países que están intentando descarbonizarse”.
La mayoría de los reactores nucleares de potencia se construyeron en un primer momento con una vida operacional de entre 30 y 40 a?os. Para prolongar la vida útil de una central nuclear es preciso evaluar una central existente y determinar si puede seguir funcionando en condiciones de seguridad tecnológica y física y de manera eficaz en relación con el costo después de la fecha asumida de retirada del servicio. Cuando se prolonga la vida útil de una central, las operaciones a menudo pueden prolongarse otros 20 a 40 a?os.
“Dada la extensa y minuciosa labor que se realiza durante la selección inicial del emplazamiento, el dise?o y la construcción de una central nuclear, a lo cual se suma la gestión del envejecimiento a lo largo de la explotación, que conlleva determinadas renovaciones y mejoras, muchas centrales nucleares pueden seguir funcionando de manera segura bastante tiempo después del plazo de funcionamiento originalmente previsto”, afirma Robert Krivanek, Funcionario Superior de Seguridad del OIEA. A?ade que, sin embargo, algunas centrales nucleares presentan ciertos componentes y dise?os que no pueden renovarse de manera fácil o eficaz en relación con los costos, por lo que no son adecuadas para la explotación a largo plazo.
Uno de los principales desafíos que plantea un reactor nuclear de potencia que envejece es la degradación. Durante el funcionamiento de una central, sus estructuras y componentes deben resistir temperaturas elevadas, condiciones intensas y una operación continua, lo cual puede desgastarlos con el tiempo.
“Aunque la evaluación y la sustitución periódicas de las partes pueden mitigar la degradación, puede que con el tiempo no se trate del mejor enfoque en términos económicos, especialmente en caso de explotación a largo plazo”, dice el Sr. Bradley.