Desde el principio de los tiempos, el ser humano ha precisado del mar como fuente de sustento. Hoy en día, más de 3000 millones de personas dependen de los alimentos de origen marino y los productos provenientes de los océanos, también conocidos como “alimentos azules”. Para garantizar la seguridad alimentaria, estas personas necesitan un suministro de alimentos de origen marino que sea sano y apto para el consumo. Ahora bien, esos productos solo serán aptos y sostenibles si los océanos gozan de buena salud y se gestionan de manera sostenible.
Los océanos se ven muy afectados por el cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad. Los contaminantes emitidos como resultado de actividades industriales y agrícolas, la acidificación de los océanos a causa de unas emisiones de carbono excesivas, el calentamiento de los océanos y la contaminación por microplásticos ejercen una enorme presión sobre los ecosistemas marinos. Todos estos factores de estrés menoscabarán la seguridad alimentaria y la inocuidad de los alimentos marinos y, en conjunto, pueden causar estragos. Los peque?os Estados insulares en desarrollo (PEID) se encuentran especialmente en riesgo, pues sus economías dependen en gran medida de los océanos para garantizar la seguridad alimentaria y el empleo. Además, el océano es fundamental para sus culturas y su modo de vida. La falta de recursos y de capacidad institucional para hacer frente a las amenazas que plantean los múltiples factores de estrés hace que estos países sean aún más vulnerables.
Los Laboratorios del OIEA para el Medio Ambiente Marino, con sede en Mónaco, ayudan a los países, en particular a los PEID, a dar respuesta a la contaminación costera y marina, sirviéndose de técnicas nucleares e isotópicas de vanguardia con las que los países pueden monitorizar con exactitud la contaminación, reducir al mínimo el impacto de los incidentes contaminantes y mitigar la repercusión del cambio climático en las poblaciones locales. Basándose en esas técnicas, el OIEA ofrece datos sobre posibles repercusiones para la salud humana y de los océanos y divulga los conocimientos necesarios para el desarrollo de métodos de mitigación. La iniciativa NUTEC Plastics del OIEA hace frente al desafío mundial que plantea la contaminación por plásticos en dos frentes: en el punto de origen, mediante la introducción de nuevas tecnologías para mejorar el reciclaje de estos, y en el océano, donde termina el grueso de los desechos plásticos, mediante la detección, el rastreo y la monitorización correspondientes.
La tecnología nuclear complementa las técnicas científicas convencionales al valorar múltiples factores de estrés de manera simultánea, una ventaja fundamental para países con una limitada capacidad científica.