En la mayoría de los casos, la gripe aviar afecta a las aves de la misma manera que la gripe afecta a las personas: algunas no sienten nada, otras desarrollan síntomas leves y, en algunos casos menos frecuentes, los seres infectados mueren. Al igual que el virus de la gripe humana, el virus de la gripe aviar está en constante mutación y ha evolucionado dando lugar a muchas cepas diferentes. Algunas de ellas pueden ser más contagiosas o letales que otras, y causar lo que se conoce como gripe aviar hiperpatógena, y otras tienen el potencial de transmitirse a los seres humanos. Por ende, hacer un seguimiento de la evolución de un virus y encontrar soluciones para mantenerlo controlado es una cuestión de salud pública.
En 1996, apareció por primera vez, en China, una variante agresiva (hiperpatógena) del virus de la gripe aviar conocida como H5N1. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), para 2003 esa variante se había convertido en un problema a escala mundial y los brotes que surgieron en todo el mundo causaron la muerte de millones de pollos y da?os por valor de miles de millones de euros. La industria avícola de todo el mundo sufrió pérdidas y en todas partes las autoridades se apresuraron a imponer medidas de control para limitar los efectos de la enfermedad. Los peque?os productores y agricultores de Asia oriental y sudoriental se vieron particularmente afectados.
La gripe aviar H5N1 es una enfermedad zoonótica, lo que implica que puede transmitirse y contagiar a personas que están en contacto estrecho con aves infectadas. Si bien el número total de contagios se mantuvo relativamente bajo y no hubo casos de contagio entre seres humanos, las consecuencias para las personas más infectadas fueron graves. La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó de que en 17 países solo hubo 862 casos de infecciones en humanos por gripe aviar H5N1 entre 2003 y 2020, pero más de la mitad fueron mortales.
Hoy en día la variante H5N1 sigue activa en muchas regiones y existen controles estrictos en todo el mundo para evitar su propagación. Pero en cualquier momento pueden aparecer nuevas variantes agresivas que afecten gravemente al comercio internacional, la salud pública, el turismo y los viajes internacionales, así como a los medios de subsistencia de los avicultores. Los científicos están buscando nuevas soluciones para controlar el virus.