Brasil acoge este mes la 30a Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30). El país ocupa un lugar privilegiado para dirigir la conversación centrada en la urgente necesidad de gobernanza en el ámbito del agua frente al cambio climático y dar a conocer su experiencia en materia de ciencias nucleares y cooperación internacional para impulsar la adopción de decisiones basadas en datos. El OIEA, que ayudó a incorporar las soluciones nucleares en la agenda de la Conferencia de las Partes, muestra en la COP30 la manera en que estas pueden contribuir a las estrategias de mitigación y adaptación. Un ejemplo de ello es el uso de la ciencia y la tecnología nucleares para aumentar la resiliencia de los sistemas hídricos.
El Brasil acoge el 12 % del agua dulce mundial, con ríos y humedales que se extienden por toda la cuenca amazónica. Pese a tal abundancia, el agua no es algo que venga dado a todos. El cambio climático y las actividades humanas están socavando este recurso natural. En vista de que a escala interna el consumo, la agricultura y la producción de energía de casi la mitad de la población del Brasil depende de estos recursos de agua dulce, su protección es prioridad nacional.