?Cómo puede la ciencia nuclear ayudarnos a evitar que los residuos plásticos acaben en los océanos y en nuestra vida cotidiana?
La ciencia nuclear ofrece soluciones innovadoras para hacer frente a la contaminación por plásticos a lo largo de todo su ciclo de vida. Para combatir este desafío, es necesario que entendamos sus causas fundamentales. Las investigaciones indican que aproximadamente el 80?% de la contaminación marina por plásticos se origina en tierra (el resto procede del océano, como las redes de pesca, etc.), de ahí que las intervenciones en tierra sean fundamentales.
El OIEA está trabajando en dos frentes mediante tecnologías de vanguardia: en primer lugar, estamos utilizando la radiación para crear plásticos de origen biológico, que ofrecen una alternativa sostenible a los plásticos convencionales derivados del petróleo. En pocas palabras, estamos trabajando en nuevos materiales que sean, al mismo tiempo, biodegradables y fáciles de reciclar. Este planteamiento no solo reduce la dependencia de los combustibles fósiles, sino que también apoya las economías circulares al convertir los residuos orgánicos en recursos valiosos.
En segundo lugar, estamos utilizando la tecnología de la radiación para transformar los residuos plásticos en productos más duraderos, más resistentes y de mayor valor. Por ejemplo, estos plásticos reciclados tratados con radiación pueden utilizarse para sustituir parte del cemento en el hormigón, lo que mejora las propiedades de este último. Las técnicas nucleares permiten mejorar la clasificación y la separación de los polímeros en flujos de residuos plásticos mixtos. También estamos estudiando cómo utilizar la pirólisis asistida por radiación para transformar los plásticos en ceras, combustibles y otros aditivos químicos valiosos.
Si utilizamos la radiación para tratar los plásticos, ?no serán peligrosos los nuevos productos?
En absoluto; de hecho, es más bien al contrario. La radiación se considera una forma de “química verde” porque nos permite procesar materiales sin utilizar sustancias químicas tóxicas ni someterlos a condiciones extremas como altas temperaturas y presiones. Cuando utilizamos la radiación para crear nuevos plásticos de origen biológico o para el suprarreciclaje de residuos plásticos, el proceso es limpio, eficiente y respetuoso con el medio ambiente.
Además, la radiación no se queda en el material. Cuando nos sometemos a una radiografía dental, la radiación pasa a través de los tejidos, pero no permanece en el cuerpo. En este caso se aplica el mismo principio: los materiales no son radiactivos tras el tratamiento y su uso es totalmente seguro.
Ha mencionado el uso de la tecnología nuclear para mejorar el reciclaje de plásticos. ?Esto es algo que ya se está haciendo?
De los 52 países que colaboran con el OIEA en el marco de la iniciativa NUTEC Plastics para el suprarreciclaje, 9 ya han establecido plantas piloto y están llevando las ideas a la práctica. Estos países están avanzando rápidamente en la escala de nivel de preparación tecnológica (TRL), un modelo reconocido en todo el mundo que permite clasificar en nueve niveles el grado de madurez de las tecnologías, desde el concepto hasta el despliegue comercial.
Ya estamos viendo resultados tangibles y muy interesantes.
En Indonesia y Filipinas se están desarrollando compuestos de madera y plástico para una construcción sostenible. En Malasia se está produciendo combustible a partir de residuos plásticos. En la Argentina se están utilizando plásticos reciclados para fabricar traviesas de ferrocarril duraderas, que están obteniendo buenos resultados en los primeros ensayos.
Estos proyectos piloto no son solo una prueba de concepto: son también una prueba de que se están logrando avances. Prevemos que ya el a?o que viene varias de estas tecnologías alcanzarán las fases finales de TRL y se pasará a su implantación a gran escala.
?Por qué, como científica, se decidió por este ámbito?
Siempre he creído que la ciencia debería ser un elemento catalizador de un cambio significativo y duradero. Esta convicción me llevó a interesarme por el suprarreciclaje de plásticos y la búsqueda de alternativas a los materiales derivados del petróleo, ámbitos en los que la innovación puede contribuir de forma directa a resolver las crisis ambientales que afrontamos hoy en día.
Con más de 30 a?os de experiencia trabajando con la radiación ionizante, he visto de primera mano las posibilidades que esta ofrece y que todavía no se han aprovechado para transformar los residuos en recursos valiosos. Esta labor va más allá de la investigación: es un compromiso con la construcción de una economía circular que salvaguarde nuestros ecosistemas, reduzca la huella de carbono humana y deje a las generaciones futuras un planeta más saludable y resiliente.