Mientras que la fisión nuclear obtiene energía dividiendo los núcleos atómicos, la fusión nuclear lo hace uniéndolos y liberando energía durante ese proceso. Si bien ambas reacciones atómicas producen energía modificando átomos, sus diferencias fundamentales repercuten ampliamente en la seguridad.
Las condiciones necesarias para iniciar y mantener una reacción de fusión hacen que sea imposible que se produzca un accidente como los de fisión o la fusión del núcleo a partir de una reacción en cadena. Tendrían que darse circunstancias muy excepcionales —como temperaturas que superen los 100 millones de grados Celsius— para que en las centrales de fusión nuclear se alcanzara una densidad de partículas lo suficientemente elevada para que se produjera la reacción. Dado que las reacciones de fusión solo pueden tener lugar en condiciones tan extremas, es imposible que se produzca una reacción en cadena descontrolada, explica Sehila González de Vicente, Física especializada en Fusión Nuclear del OIEA.
Las reacciones de fusión dependen de la introducción constante de combustible y el proceso es altamente sensible a cualquier variación en las condiciones de trabajo. Dado que una reacción de fusión podría interrumpirse en cuestión de segundos, el proceso es inherentemente seguro. “La fusión es un proceso autolimitante: si no se puede controlar la reacción, ella se detiene por sí sola”, a?ade.
Además, la fusión no produce desechos nucleares de período largo altamente radiactivos. “La fusión produce únicamente desechos radiactivos de actividad baja y no plantea ningún peligro grave”, indica la Sra. González de Vicente. Los artículos contaminados, como la vestimenta de protección, los productos de limpieza e incluso los tubos o hisopos médicos, son residuos radiactivos de actividad baja y período corto que pueden manipularse en forma segura tomando precauciones básicas.
La mayoría de los dispositivos de fusión más comunes utilizan como combustible una combinación de deuterio y tritio. Este último es un isótopo radiactivo del hidrógeno con un período de semidesintegración de 12,3 a?os. Como consecuencia de la reacción de fusión se liberan neutrones que colisionan contra la pared que recubre el núcleo del reactor y son absorbidos por ella, indica la Sra. González de Vicente, lo que convierte dicha pared en radiactiva. “Los neutrones reaccionan con el litio que se encuentra en la pared, lo que genera tritio que puede volver a inyectarse en el dispositivo”.
Sin embargo, existen semejanzas entre las instalaciones de fusión y las de fisión, como la manera en que se manipula el material radiactivo y el uso que se hace de los sistemas de refrigeración. “Los órganos reguladores tienen una vasta experiencia en el ámbito de la seguridad tecnológica y la seguridad física aplicadas a la fisión. Estamos trabajando con ellos para que todos los conocimientos aplicables se transfieran a la fusión —indica la Sra. González de Vicente—. Ahora bien, no hay correspondencia en todos los casos y es preciso determinar y abordar las diferencias con la fusión, como la menor cantidad y variedad de material radiactivo, la imposibilidad de que se den las condiciones para la fusión del núcleo y la ausencia de desechos de período largo. El OIEA está ayudando a facilitar esa labor.”