En la búsqueda de un futuro sostenible y resiliente al clima, lograr cero emisiones netas de gases de efecto invernadero (GEI) se ha convertido en un objetivo en todo el mundo. Lograr las emisiones netas cero supone ya sea utilizar tecnologías que no emitan GEI —como las energías renovables, la energía hidroeléctrica o la energía nucleoeléctrica— o permitir ciertos niveles de emisiones y eliminar una cantidad equivalente de la atmósfera mediante la captura de carbono u otras tecnologías.
“En la comunidad que estudia el clima existe consenso con respecto a que, para limitar el calentamiento global a 1,5 grados de aquí al fin del siglo, el sistema energético, que es la principal fuente de emisiones de GEI, debe ser neutro en carbono. Es decir, que no haya emisiones o que haya emisiones netas cero”, explica Henri Paillere, Jefe de la Sección de Estudios Económicos y Planificación del OIEA. Mediante el Acuerdo de París de 2015 —aprobado por 196 países— se pretende limitar el calentamiento global a una cifra inferior a 2 grados Celsius, preferiblemente a 1,5 grados Celsius.