En el árido norte de Kuwait, científicos hacen descender una sonda de muestreo hacia la profundidad de un pozo seco para llegar al depósito poco profundo de aguas subterráneas que se encuentra en el fondo. El agua, que lleva miles de a?os oculta en el subsuelo, se está analizando en el marco de un proyecto de investigación del OIEA sobre los limitados recursos naturales de agua dulce del país. El grupo se está valiendo del análisis isotópico para estudiar el modo en que los niveles de dióxido de carbono afectan a las aguas pluviales y las aguas subterráneas, y para entender mejor los cambios en la calidad del agua.
Las aguas subterráneas son un recurso escaso en numerosas zonas de áfrica y de Asia Occidental. La diminución de las lluvias, el aumento de las temperaturas y la creciente demanda ejercen una presión cada vez mayor sobre los acuíferos de estas regiones. Con el apoyo del OIEA, los países están aplicando la hidrología isotópica —una técnica nuclear que rastrea la fuente, la edad y el desplazamiento de las aguas— para gestionar las existencias de aguas subterráneas de una manera más sostenible.
La hidrología isotópica “nos proporciona una huella de la molécula de agua, —afirma Jodie Miller, Jefa de la Sección de Hidrología Isotópica del OIEA—. Esa huella nos permite evaluar el tiempo que transcurrió desde que esa agua del subsuelo cayó en forma de precipitación”.