El cáncer ha sido siempre un motivo de preocupación para la humanidad. Hay evidencias de esta enfermedad en fósiles y en momias, se hace referencia a ella en textos antiquísimos y ya la padecían nuestros ancestros. De hecho, los casos de cáncer más antiguos de los que se tiene constancia se remontan al antiguo Egipto, hace más de 3500 a?os, y se ha encontrado un tumor maligno en un hueso del dedo del pie de un fósil humano de 1,7 millones de a?os de antigüedad. En la actualidad, los científicos están desarrollando nuevas formas de tratamiento oncológico, como la radioterapia, para combatir esta enfermedad.
La radioterapia consiste en administrar radiación ionizante a partir de generadores de haces o de fuentes radioactivas para que actúe sobre células cancerosas y las destruya. A fin de reducir el riesgo de da?ar los tejidos sanos circundantes, se están explorando nuevas técnicas para mejorar la precisión de la radioterapia.
Aprovechando la innovación tecnológica que ha traído consigo el siglo XXI, gracias a instrumentos y técnicas tales como la radioterapia estereotáctica corporal, la radioterapia mediante fraccionamiento espacial y la inteligencia artificial, los tratamientos son hoy más eficaces y eficientes y tienen menos efectos secundarios.