Los océanos, que desempe?an un papel clave en el clima y la meteorología terrestres, así como en el ciclo global del carbono, son una fuerza inconmensurable de la naturaleza, pero las actividades humanas han alterado de manera fundamental su composición química. Desde finales de los a?os 80 del siglo pasado, el 95 % de las aguas superficiales de los océanos han ganado en acidez, un proceso que se conoce como acidificación de los océanos. Con unos niveles de dióxido de carbono en la atmósfera que superan en un 50 % los niveles preindustriales, este problema va en aumento.
“Los océanos siguen absorbiendo aproximadamente una cuarta parte del dióxido de carbono que se emite a la atmósfera cada a?o”, se?ala Peter Swarzenski, Jefe del Laboratorio de Radioecología del OIEA en Mónaco. “Si bien esto resulta muy positivo para mitigar los efectos nocivos del cambio climático, un fenómeno que llevamos a?os experimentando, también tiene un reverso negativo, ya que el agua de mar es cada vez más ácida.”
El OIEA presta apoyo a países de todo el mundo a fin de que empleen técnicas nucleares y de base nuclear para entender, a partir de criterios científicos, los cambios que se están produciendo en los océanos. En respuesta a los motivos de preocupación cada vez mayores de la comunidad científica y de los Gobiernos respecto de la acidificación de los océanos, el OIEA estableció en 2012 el Centro Internacional de Coordinación sobre la Acidificación de los Océanos (OA-ICC). Con el apoyo de la Iniciativa sobre los Usos Pacíficos, la labor del Centro se centra en los ámbitos de la ciencia, la creación de capacidad, la divulgación y la comunicación en lo que respecta a la situación y las tendencias en materia de acidificación de los océanos, y promueve la toma de decisiones a partir de argumentos científicos.